La inteligencia artificial y el empleo: por qué los puestos más expuestos aún no se desvanecen Mientras el debate público se impregna del temor a una sustitución masiva de trabajadores por sistemas inteligentes, esta inquietud ha ido arraigándose con intensidad. No obstante, las cifras más actuales revelan un escenario más equilibrado, en el que las ocupaciones consideradas más frágiles no solo se mantienen, sino que incluso muestran un incremento.
El temor a la automatización ante la evidencia empírica
Desde hace varios años, la inteligencia artificial se ha difundido como una fuerza con potencial para transformar a fondo el ámbito laboral. Las advertencias de directivos tecnológicos, economistas y organismos internacionales han intensificado la idea de que millones de puestos, en especial los relacionados con oficinas y labores administrativas, podrían extinguirse en un plazo breve. Este temor también ha sido impulsado por narrativas empresariales y por informes que muestran ejemplos puntuales de automatización de tareas, sobre todo en empleos de nivel inicial.
No obstante, un análisis reciente de Vanguard introduce un matiz clave en esta narrativa. Según la firma de inversión, los empleos con mayor exposición a la automatización mediante inteligencia artificial no están disminuyendo. Por el contrario, están creciendo a un ritmo superior al observado antes de la pandemia de covid-19 e incluso más rápido que el resto de las ocupaciones. Este hallazgo no niega la capacidad transformadora de la IA, pero sí cuestiona la idea de que su impacto inmediato sea la destrucción masiva de puestos de trabajo.
El estudio se sustenta en información del mercado laboral de Estados Unidos y en un análisis minucioso de profesiones catalogadas como altamente expuestas a la automatización, entre las que figuran puestos administrativos, asistentes de recursos humanos, auxiliares legales, mecanógrafos y especialistas en ciencia de datos, actividades donde gran parte del tiempo se invierte en tareas estructuradas o repetitivas que, en principio, podrían ser ejecutadas por sistemas de IA con un notable nivel de autonomía.
Crecimiento del empleo en los puestos más expuestos a la IA
Entre los hallazgos más destacados del análisis de Vanguard figura que, desde mediados de 2023 hasta mediados de 2025, el empleo en ocupaciones con elevada exposición a la inteligencia artificial aumentó un 1,7 %, superando el ritmo registrado antes de la pandemia, entre 2015 y 2019, cuando estos mismos trabajos avanzaban alrededor del 1 %. En cambio, el crecimiento del resto de las ocupaciones se desaceleró durante el periodo más reciente.
Este comportamiento rompe con la expectativa intuitiva de que la automatización debería traducirse de inmediato en una reducción del empleo. Según los economistas de Vanguard, la explicación no es que la IA carezca de potencial disruptivo, sino que aún no ha alcanzado el nivel de madurez necesario para reemplazar de forma generalizada a los trabajadores humanos en estos roles.
Además, el análisis evitó deliberadamente comparar los datos con el período comprendido entre 2020 y 2022, una etapa marcada por distorsiones excepcionales en el mercado laboral debido a la pandemia. Utilizar esos años como referencia habría ofrecido una imagen poco fiable de las tendencias estructurales de empleo, por lo que el enfoque se centró en comparaciones más estables.
Este crecimiento en los empleos expuestos a la IA sugiere que, por ahora, la tecnología está funcionando más como una herramienta de apoyo que como un sustituto directo. En muchos casos, los sistemas de inteligencia artificial están siendo utilizados para agilizar procesos, mejorar la productividad o reducir tareas repetitivas, sin eliminar la necesidad de supervisión humana ni de habilidades cognitivas más complejas.
Incrementos salariales y señales dispares
El comportamiento de los salarios refuerza esta lectura. De acuerdo con Vanguard, las ocupaciones altamente expuestas a la inteligencia artificial registraron un crecimiento real de los salarios —ajustado por inflación— del 3,8 % en el período posterior a la pandemia. Antes del covid-19, ese crecimiento apenas alcanzaba el 0,1 %. En comparación, los trabajos con menor exposición a la IA mostraron una mejora mucho más modesta, pasando de un crecimiento real del 0,5 % a uno del 0,7 %.
Si la inteligencia artificial estuviera generando un perjuicio notable en el mercado laboral, cabría esperar una disminución salarial en los empleos más expuestos. No obstante, las cifras muestran lo contrario. Este hecho indica que, en vez de depreciar dichas funciones, la llegada de nuevas tecnologías podría estar realzando su importancia al demandar habilidades renovadas y una mayor capacidad de adaptación por parte de los trabajadores.
Vanguard señala que se ha exagerado la importancia atribuida a la IA como causa principal del reciente enfriamiento del mercado laboral. Aunque la tecnología ya transforma procesos y redefine funciones, diversos factores macroeconómicos parecen influir con mayor fuerza en la dinámica general del empleo, al menos por ahora.
Advertencias apocalípticas y señales de alerta reales
A pesar de esta información, la discusión sigue lejos de resolverse. Diversas figuras del ámbito tecnológico han lanzado advertencias firmes sobre el posible efecto de la inteligencia artificial en el empleo de cuello blanco. Entre estas voces destaca el director ejecutivo de Anthropic, quien ha indicado que la IA podría suprimir hasta la mitad de los puestos iniciales en ciertas áreas profesionales, llevando la tasa de desempleo a niveles sin precedentes en un periodo relativamente breve.
Estas afirmaciones han suscitado preocupación tanto entre la ciudadanía como entre diversos responsables políticos, inquietud que aumenta a raíz de informes de la Reserva Federal de Estados Unidos que reúnen testimonios de compañías donde la adopción de herramientas de IA ha facilitado la reducción de equipos administrativos o la evitación de nuevas incorporaciones; en ciertos casos, incluso soluciones de automatización relativamente simples han bastado para descartar por completo una ronda de contratación de personal junior.
Un fabricante citado por la Reserva Federal de Cleveland, por ejemplo, logró reducir su personal administrativo en un 15 % tras adoptar soluciones de IA y automatización. Otros distritos de la Reserva Federal han señalado que la tecnología está comenzando a reemplazar tareas de nivel inicial o a hacer que los empleados actuales sean lo suficientemente productivos como para absorber más carga de trabajo.
Estos casos no necesariamente se oponen a lo señalado por Vanguard, pero revelan que el impacto de la inteligencia artificial dista de ser uniforme; aunque en el conjunto global no se aprecia una pérdida masiva de empleos, en el plano microeconómico sí hay ramas y compañías donde la automatización está generando efectos directos sobre ciertos puestos.
El impacto específico en los trabajadores más jóvenes
Uno de los puntos que genera mayor inquietud es el porvenir de quienes se encuentran en puestos de nivel inicial, un grupo que ya lidia con barreras estructurales para acceder al empleo y cuya situación podría empeorar si la IA termina automatizando tareas elementales. Si la tecnología estuviera impactando de forma desmedida a la población joven, esto tendría que notarse en métricas como su presencia en programas de ahorro o en la solidez de su empleo durante las primeras etapas laborales.
Los datos internos de Vanguard, obtenidos de cerca de cinco millones de participantes en planes 401(k), no reflejan un deterioro apreciable en este aspecto, y la proporción de empleados de 21 a 25 años que se incorporan a dichos planes permanece bastante estable, lo que indica que los jóvenes continúan accediendo al empleo formal en niveles parecidos a los de periodos previos.
Varios líderes empresariales han puesto en duda la idea de que la inteligencia artificial volverá prescindibles a los trabajadores humanos en el corto plazo. Desde este ángulo, evitar la incorporación de nuevo talento por temor a la automatización constituiría un error estratégico, pues las organizaciones continuarán requiriendo personas capaces de aprender, ajustarse y aportar criterio en contextos en constante transformación.
Las limitaciones actuales de la inteligencia artificial
Aunque la inteligencia artificial ha logrado avances notables, aún no ha transformado el mercado laboral de manera más profunda porque sus capacidades presentan límites significativos; fenómenos como las llamadas “alucinaciones”, es decir, respuestas incorrectas expresadas con aparente seguridad, disminuyen la fiabilidad de estos modelos en situaciones donde equivocarse puede generar consecuencias importantes.
Estas restricciones exigen que se conserve una participación humana constante en la supervisión, la validación y la toma de decisiones, y en numerosos ámbitos profesionales la IA opera como un asistente sofisticado sin llegar a convertirse en un reemplazo autónomo; esta necesidad de intervención humana termina funcionando como un límite natural que impide la automatización completa de diversas funciones.
No obstante, los expertos coinciden en que este equilibrio podría cambiar si los modelos continúan mejorando a un ritmo acelerado. A medida que la tecnología gane precisión, contexto y capacidad de razonamiento, el riesgo de disrupción laboral aumentará. Profesiones como atención al cliente, análisis de datos, asistencia legal e incluso la economía académica figuran entre las más expuestas a una posible reducción de la demanda de trabajo humano.
Un futuro incierto que exige adaptación
El panorama actual sugiere que la inteligencia artificial no está destruyendo empleos de forma generalizada, pero sí está transformando la naturaleza del trabajo. Las tareas cambian, las habilidades demandadas evolucionan y la capacidad de aprender a convivir con la tecnología se vuelve un factor clave de empleabilidad. En este contexto, la discusión no debería centrarse únicamente en cuántos puestos desaparecerán, sino en cómo se redefinirán.
La historia de otras revoluciones tecnológicas muestra que los efectos sobre el empleo suelen ser graduales y desiguales. Algunos roles se reducen o desaparecen, mientras que otros surgen o se expanden. La diferencia, en el caso de la inteligencia artificial, es la velocidad potencial del cambio y su alcance transversal a múltiples sectores.
Por ahora, los datos invitan a la cautela frente a los discursos más extremos. Ni la complacencia ni el alarmismo parecen respuestas adecuadas. En lugar de “caminar dormidos” hacia un futuro incierto, como advierten algunos, el reto consiste en anticipar los cambios, invertir en formación y diseñar políticas que faciliten la transición laboral.
La inteligencia artificial ya ejerce influencia en el mercado laboral, aunque su efecto real está lejos de ser unívoco. Entender esta complejidad resulta clave para evitar interpretaciones reduccionistas y para diseñar estrategias que permitan aprovechar sus ventajas sin pasar por alto los posibles riesgos. El porvenir del empleo aún no está predeterminado, y la evidencia actual indica que, por ahora, las personas trabajadoras continúan ocupando un papel fundamental en este ámbito.
La información presentada en este artículo, junto con los datos analizados, proviene de Vanguard.
